5 de diciembre de 2012



Cómo fomentar la autoestima en el ámbito familiar 


        Dice un proverbio chino que “la vida de un niño es como un trozo de papel en el que todos los que pasan dejan una señal” y es así. Un niño aprende a creer en él si vive rodeado de personas que le acompañan y las experiencias positivas superan las inevitables negativas. Los niños con bajo rendimiento escolar tienen baja autoestima. Pero afortunadamente, la buena autoestima se puede aprender y se puede mejorar.

      Los padres son fundamentales en las señales de este “papel” y pueden fomentar una buena autoestima en nuestros hijos tomando como principio básico en toda relación padres-hijos la afectividad, el apoyo emocional, la aceptación incondicional y el respeto a ellos. Además, es importante si tu hijo tiene una baja autoestima considerar los siguientes aspectos:


  • No pidas perfección a tus hijos de forma constante y ten expectativas reales. Educar en la “perfección” o transmitir al niño que todo lo debe conseguir, es educar en la soberbia o crecer con la sobre-presión excesiva de que no puedo fallar a sus padres, lo cual genera gran culpa y ansiedad, aspectos contrarios a un alta autoestima.
  • Pon límites claros y se consecuente en la transmisión de reglas o normas. Los límites contienen emocionalmente a los niños y les ayudan a saber hacia dónde ir.
  • Educa en la responsabilidad; en la capacidad de asumir nuevos retos, nuevas tareas, por lo menos intentar las cosas antes de decidir abandonarlas.
  • Dale fuerza y valor a tu hijo con la repetición de frases como “creo en ti; se que puedes aunque te cueste mucho”. La confianza en uno mismo es la base de la autoestima pese al fracaso o error. Enseña a tus hijos que pueden ser lo que sueñen ser.
  • Transmite la idea a tu hijo de que sus Dificultades de aprendizaje no son errores o fracasos sin solución, sino “problemas” que debemos mejorar y habilidades que tenemos que aprender. Forma con tu hijo un equipo en el que unidos, venceréis. Los problemas forman parte de la vida pero se pueden resolver. No los podemos evitar.
  • Celebra lo positivo. Aprecia y elogia todos los logros y avances que consigan por encima del resultado. NO insistas en lo negativo o la dificultad. Centra tus energías en lo que puede mejorar y lograr. Si te programas para el fracaso (“no aprobará las mates nunca”, tu “deseo” se concederá porque has provocado que ocurra).
  • Si tu hijo se equivoca, no lo critiques ni le hagas sentirse mal por ello. Acepta que va a cometer errores pero limita las experiencias difíciles de tu hijo.
  • Ayuda a que tus hijos establezcan también metas realistas consigo mismos y se acepten tal como son sin por ello, caer en el desánimo o la sensación de que haga lo que haga, no va a lograr lo que se proponga. EL esfuerzo y la constancia pueden más que una gran inteligencia para el éxito en la vida. Los adultos lo sabemos bien por experiencia.
  • Ofrece a tu hijo oportunidades para que tenga éxito. Haz que participe en actividades en las que pueda sentirse bien y demostrar sus habilidades. Busca su “isla de competencia”, aquello que saber hacer bien. Todos los niños son buenos en algo.
  • Enseña a tu hijo a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida (los amigos, la naturaleza, el deporte…). La vida de un niño con problemas para aprender no debe centrarse en el colegio. Pero tú, como madre o padre, debes también saber disfrutar de los momentos de calidad con tu hijo en tu tiempo libre (un paseo, ir a la compra con él, jugar a las cartas, hablar con él..) y no relacionarte con él o valorarlo en función de su rendimiento escolar.
  • No compares a tu hijo con otros niños u otros hermanos, primos o familiares. Puede provocar que el niño sienta que no le quieren o que sus padres hubieran preferido que fuera como otro niño y no como es él. La presión por querer ser como otro y no poder conseguirlo puede provocar problemas de ansiedad o depresión.
  • Felicita, elogia a tu hijo siempre que haga algo bien y ante el error, debes recordarle que sí le salen las cosas o hablarle sobre cómo ha podido anteriormente hacer lo que se le pidió o lo que tenía que hacer a pesar de que al principio también pensó que no iba a poder.
  • NO olvides preguntarle e interesarte por sus problemas, por lo que siente y por lo que le pasa en la escuela o con sus amigos, profesores.
  • Se debe evitar criticar y gritar a los niños o niñas delante de otras personas y especialmente delante de sus compañeros y amigos.

     En definitiva, cree en él, acéptale tal como es, quiérelo de forma incondicional. Acompáñale en un camino difícil que ha de recorrer. Nadie es perfecto ni tiene que serlo.


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