10 de enero de 2013

Causas de la baja autoestima

Cada persona sigue su propio y único camino en la vida y, a través del mismo, va formándose su autoestima. El proceso suele ser gradual. La persona puede no darse cuenta de que está formando un poso de creencias negativas sobre sí misma.
En esa construcción, la naturaleza innata de la persona juega un papel, pero las experiencias que atraviesa y las personas con quienes se relaciona influyen decisivamente.


Durante los primeros años de la vida, cuando la personalidad se está formando, algunas experiencias pueden dañar la autoestima. Y la persona, que aún no ha desarrollado las armas para enfrentarse a ellas, es quizás cuando comienza a sentirse poco valiosa.
Pero, también de adulta, la persona puede vivir experiencias negativas que afecten su autoestima.
Algunas experiencias susceptibles de alimentar las creencias negativas de una persona sobre sí misma son:
  • Ser víctima de abusos (sexuales, físicos o emocionales) y la pérdida de control asociada a ellos.
  • Haber visto desatendidas sus necesidades básicas en la infancia.
  • Fracasar en cumplir con las expectativas de sus padres.
  • Sentirse el “bicho raro” de la escuela.
  • Sufrir discriminación (por discapacidad, apariencia, estatus social o cualquier otra circunstancia).
  • Verse empujado por la presión social para seguir determinadas normas.
  • Sufrir acoso o bullying laboral.
  • Padecer enfermedades que condicionen sus actividades cotidianas o impacten en su calidad de vida.
  • Sufrir por la pérdida de personas importantes de su vida.
  • Sufrir por exclusión social y soledad.
  • Afrontar el desempleo o condiciones laborales precarias.
Al atravesar experiencias dolorosas como ésas, la persona puede ir formándose esa opinión negativa sobre su apariencia, su inteligencia o sus capacidades.
Y, cuando ocurre algo que le hace recordar esas experiencias vividas, adopta una actitud negativa a la hora de enfrentarse a las nuevas experiencias.
Dependiendo de qué tan intensas y arraigadas estén las creencias negativas sobre sí misma, la persona puede sentirse mal o incluso fatal (por ejemplo, a la hora de hablar en público) y quizás trate de evadir ese mal trago.
Pero lo malo de escapar de esa experiencia es que la persona tiende a re-confirmar sus creencias negativas. Se hacen más fuertes, disminuyendo así la posibilidad de superar una situación similar en el futuro.
Se construye, pues, un círculo vicioso que parece indestructible, pero no lo es. Precisamente por lo que dijimos: se sustenta en creencias que se pueden cambiar.

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