a continuación os dejamos la segunda parte del bloque teórico que vamos a dedicar al concepto de AUTOESTIMA.
como os hemos dicho en la anterior entrada, esperamos que os sirva y que además seáis capaz de empatizar e identificaros con todo aquello que se os expone en estos post. Ello os ayudará a comprender más profundamente este bloque y todos los que publicaremos en un futuro.
Un saludo
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CÓMO SE
FORMA LA AUTOESTIMA.
Desde el momento mismo en que somos concebidos, cuando
el vínculo entre nuestros padres se consuma y las células
sexuales masculina y femenina se funden para originarnos, ya
comienza la carga de mensajes que recibimos, primero de manera
energética y luego psicológica.
Debido a que los pensamientos y emociones son
manifestaciones de energía y en el organismo se presentan
en forma de reacciones eléctricas y químicas, cada
vez que una mujer embarazada
piensa o siente algo con respecto al niño en
formación, su cerebro produce
una serie de químicos que se esparcen por todo su cuerpo y
que la criatura recibe y graba en su naciente sistema nervioso,
sin tener la suficiente consciencia como para comprender o
rechazar lo que recibe a través de un lenguaje
químico intraorgánico.
El hecho de que alguno de los progenitores, por ejemplo,
asuma como un problema la llegada del niño, es captado por
éste emocionalmente, y su efecto formará parte del
archivo
inconsciente del pequeño y tendrá repercusiones
más adelante, cuando reaccione de diferentes formas y no
logre comprender las causas generadoras de sus conflictos.
Igualmente, cuando ya se ha producido el alumbramiento, todo
estímulo externo influirá en el recién
nacido y le irá creando una impresión emocional que
influirá sus comportamientos futuros. Los padres y otras
figuras de autoridad,
serán piezas claves para el desarrollo de la Autoestima
del niño, quien dependiendo de los mensajes recibidos,
reflejará como espejo lo que piensan de él y se
asumirá como un ser apto, sano, atractivo, inteligente,
valioso, capaz, digno, respetado, amado y apoyado o, por el
contrario, como alguien enfermo, feo, ignorante, desvalorizado,
incapaz, indigno, irrespetado, odiado y abandonado. La forma como
nos tratan define la forma como nos trataremos, porque esa es la
que consideraremos como la más normal.
Con la llegada de la pubertad y la
adolescencia,
se da la bienvenida a la sexualidad y a
la necesidad del joven de encontrarse a sí mismo. Se
inicia la llamada "brecha generacional" y el tránsito
hacia una mayor definición de la
personalidad. Esta etapa es crucial ya que en ella surgen con
fuerza la competencia y el
deseo de ser mejor que los demás. El joven experimenta una
gran necesidad de aprobación por parte de su grupo cercano
y aprende a dirigirse hacia quienes lo aplauden y a huir de
quienes lo pitan. Desarrolla, con tal de ser querido, conductas
muy específicas que se generalizarán hacia la vida
adulta.
El ingreso al mundo laboral complica
el asunto de la formación y manifestación de la
Autoestima, ya que en ese contexto se nos mide por lo que hacemos
y no por lo que somos. Si produces, te quedas y si no te vas. Esa
es la medida cuando de dinero se
trata.
Finalmente en la pareja y el matrimonio se
expresa mucho de lo aprendido en los años precedentes:
grabaciones, condicionamientos, tradiciones; lo que fue vertido
en el molde durante muchos años y que hemos llegado a
creer que somos. En este tiempo, formamos parte de una sociedad
uniformada en la que muchos han renunciado a expresar su
originalidad y tienen ideas fijas de las cosas, que casi siempre
siguen aunque no les funcionen. La inconsciencia y falta de
comprensión de lo que ocurre, induce a culpar, a resentir,
a atacar, a agredir a los demás, a quienes se ve "como
malos que no nos comprenden".
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